Secretos de la tierra

El verano de los peces voladores

La chilena El verano de los peces voladores (2013) se centra en el conflicto con la comunidad mapuche en torno a las tierras. La desigualdad ante la ley del pueblo originario contra el hombre blanco, las costumbres de una y otra cultura para con la tierra, y los discursos hipócritas de la clase dominante, articulan este relato que tiene un estilo similar a La ciénaga (2001).

El verano de los peces voladores
sábado 23 de noviembre de 2013
Ambientada en el sur de Chile, la historia tiene como protagonista a Manena, la hija adolescente de Pancho, el terrateniente dueño de la tierra. Su mirada joven e ingenua nos hace descubrir las situaciones de poder y violencia que imponen unos (la clase alta chilena) sobre otros (la comunidad mapuche). La cámara se desliza por los acontecimientos con total cotidianeidad, narrando como normales situaciones de conflicto, de explotación y humillación, que indignan a la protagonista tanto como al espectador. La mirada desencantada de Manena hacia su padre y su accionar, se irá acentuando cuando ella se digne a tener una participación activa en los actos de su familia. Ver ahí donde todos bajan la mirada, decir cuando todos callan, escuchar cuando el silencio esconde secretos.La realizadora Marcela Said, con vasta experiencias en documentales, se compromete con la lucha por la tierra con un film profundo que socava justo en el lugar indicado: las relaciones de dominio y sometimiento. Y lo hace desde el accionar. La relación con la tierra de la clase alta chilena es violenta (Pancho, el padre de Manena, intenta dinamitar el lago de su propiedad para acabar con las carpas), mientras que los mapuches a la tierra como proveedora de sabiduría. Manena simboliza a la generación de jóvenes que intenta revertir situaciones de injusticia sociales en su país.Lo interesante de la película es que no muestra a la familia aristocrática como gente violenta, sino tranquila, pacífica. Pero es la tensión con ese otro la que va gestando un estallido inminente. En ese punto el film se desarrolla con supuesta tranquilidad pero va encerrando una violencia latente, así como lo hiciese Lucrecia Martel. Un clima cotidiano que se vuelve sórdido y siniestro con el correr de los minutos, a partir de los silencios, de lo que se ve y lo que queda fuera de cuadro.El verano de los peces voladores sin embargo abusa por momentos de metáforas (los peces por ejemplo) perdiendo sutilidad, o demonizando a una parte del conflicto sin necesidad. La relación de Manena con su novio por ejemplo se vuelve innecesaria. El desinterés por el pueblo mapuche de su clase social ya estaba expresado con miradas y diálogos intrascendentes. Pero más allá de estas salvedades la película es un cine valiente y profundo que se anima a cruzar el umbral de un tema hasta el momento obviado por la cinematografía trasandina. 
7.0
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