La última pelea

Tommy (Tom Hardy) es un conflictivo muchacho que vuelve de combatir en Iraq. Busca a su padre Paddy (Nick Nolte), un ex alcohólico con quien no tiene relación, para que lo entrene en las artes marciales mixtas y presentarse por el gran premio en el torneo Sparta. Su hermano, Brendan (Joel Edgerton), separado de su familia natal de chico, ha formado su propia familia y lleva una vida normal como profesor de secundaria, pero las deudas hipotecarias lo tienen acorralado económicamente. Ingresará también a Sparta por el premio mayor. De esta manera la película fusiona el problema social y familiar de los tres personajes.En La última pelea están presentes todos los problemas norteamericanos de los últimos tiempos: la Guerra de Irak, la crisis financiera que afecta a las hipotecas, la falta de trabajo como consecuencia, y la familia disfuncional. El ring cumple un rol simbólico: subir al mismo es ponerle el cuerpo a los problemas y enfrentarlos por más doloroso que sea. El sueño americano, donde todos tienen las mismas oportunidades pero sólo el que se esfuerce lo suficiente conseguirá el premio mayor, se escenifica aquí en el campeonato a obtener.Los valores a reestablecer en momentos de crisis son siempre los mismos: doblegar los esfuerzos individuales, unirse a la familia para enfrentar los problemas externos, redimirse y sostener, más allá de la desesperación en que se encuentre, las costumbres y formas de buen ciudadano. Siguiendo dichas reglas básicas de cualquier película deportiva o melodrama (géneros unidos aquí) se adivinará el desenlace de la historia.Lo importante en La última pelea (Warrior, que quiere decir “guerrero”, título original más ambiguo) es la redención de los personajes: redención familiar de Paddy (un genial Nick Nolte nominado al Oscar por este papel), redención social de Tommy y redención de la sociedad para con el personaje de Brendan, siendo éste el único que conserva pese a todo su “correcto” desempeño ciudadano –a lo Rocky- ganándose poco a poco el cariño de la gente.Todo tamizado en una visión masculina de la sociedad: tres hombres con decisiones claves en situaciones determinantes de sus vidas. El director Gavin O'Connor, que ya desarrolló conflictos familiares masculinos en el policial Código de Familia (Pride and Glory, 2008), redobla su apuesta con La última pelea. Aunque pretensiosa por todos los temas que abarca y bastante previsible en su desarrollo, el film funciona por el manejo correcto de la información y las fenomenales actuaciones de sus protagonistas que crean climas profundos y atractivos por más primarios que sean.