Golpeando las puertas del cielo

El Mensajero

El Mensajero (The Messenger, 2009) viene a reflejar la parte más dura de la Guerra de Irak: decirle a los familiares de las víctimas que sus hijos murieron en combate. Con esta idea, la película desarrolla un relato crudo y doloroso sobre las consecuencias de la guerra. El film reparte también duelos actorales memorables, con personajes que llegan a extremos impensables.

El Mensajero
lunes 21 de marzo de 2011
Will Montgomery (Ben Foster) es un soldado asignado a la más dura de las misiones bélicas: informar a las familias de los caídos en acción de sus pérdidas. Para ello será acompañado y coordinado por el Capitán Tony Stone (Woody Harrelson). Las situaciones de extrema tensión que deberán vivir los ponen al borde de la locura entablando fuertes relaciones entre sí. Incluso uno se relaciona con una de las viudas. ¿Hasta dónde contener? ¿Hasta dónde ayudar? Son algunos de los tantos dilemas que se les presentan.Un gran compromiso político y social atraviesa El Mensajero, poniendo el acento donde políticos y medios masivos de comunicación evitan hacerlo, justo allí donde la cordura se quiebra e invade el dolor. La película de Maite Neira llega donde la comprensión humana no puede acceder. Las tres frases de carpeta que utilizan estos “mensajeros” de evaporan al instante ante la trágica noticia de la muerte de un familiar.Películas como El Mensajero son ideales para los actores, pues plantean la explosión de sus posibilidades artísticas en todo su esplendor. Los duelos actorales conmueven por la riqueza de las caracterizaciones de los mismos y, en ellos se basa, el éxito o fracaso de las escenas. Desde este punto de vista el film transmite el drama conmovedor en cada momento, añadiendo un par de escenas excepcionales, sobre todo las que tienen a Steve Buscemi entre sus participantes.A razón de lo antes mencionado se produce también una desventaja. La acumulación de escenas de alta carga dramática, una tras otra, no dejan reponer al espectador para una escena siguiente perdiendo el efecto de la misma. En la primer hora de película las escenas de tensión están mejor balanceadas con otras que dan un respiro. La segunda parte del filme el balance se pierde atentanto contra la sensación buscada.Más allá de esto, El Mensajero se destaca -como dijimos- por sus duelos actorales. El gran mérito del director es lograr que sus intérpretes se expresen en todas sus dimensiones rozando los límites con la locura, representando así lo irracional de todo conflicto bélico.
6.0
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