Crítica de "Gaturro": Don Gato y su pandilla
La nueva producción del estudio de animación argentino Illusion Studios, "Gaturro" (2010) tiene un elaborado y cuidado trabajo en la construcción formal del film, que en nada o muy poco lo diferencian de alguno de los productos de los grandes estudios de la meca del cine y que lo ponen en un lugar de privilegio dentro de las cinematografías del mundo.
Gaturro está perdidamente enamorado de una hermosa gatita que apenas le presta atención. Determinado a conquistar su corazón, decide participar en un casting televisivo donde desplegará todo su encanto y astucia para convertirse en una estrella, con la esperanza de que su amada finalmente se case con él. Sin embargo, en el transcurso de la historia, una serie de personajes típicos, algunos más útiles que otros, intervendrán en sus planes.
Basada en la popular historieta de Nick y con un guion coescrito por él mismo junto a un talentoso equipo de escritores, Gaturro se presenta como una película ingenua, rebosante de inocencia. Sin embargo, esta característica puede resultar una debilidad ante el público adulto, a pesar de los sutiles guiños destinados a mantenerlos involucrados en la trama.
Uno de los aciertos notables del filme es su decisión de evitar los golpes bajos típicos que buscan generar efectismo en el espectador. Los autores muestran inteligencia al alejarse de la sensiblería y evitar caer en clichés predecibles, lo que contribuye a la frescura y originalidad de la narrativa.
El mayor logro de Gaturro reside en su aspecto visual. Los dibujos, realizados con tecnología de vanguardia, y el talento del equipo de animadores han dado lugar a un producto de calidad internacional. Los efectos en 3D rivalizan con producciones como Toy Story 3 (2010) o Alicia en el país de las maravillas (2010), mostrando un nivel de excelencia impresionante.
El cuidado en la utilización del sonido es otro punto destacado. La recreación de cada elemento sonoro es tan vívida como en una película de ficción, añadiendo una capa de realismo a la experiencia cinematográfica. La banda sonora, compuesta por canciones pop al estilo Hannah Montana, es pegadiza y bailable, capturando la atención del público infantil de manera inmediata.
Gaturro no tiene nada que envidiarle al cine estadounidense, y el equipo de Illusion Studios tampoco se queda atrás. Bajo la dirección de Gustavo Cova, conocido por su trabajo en Boogie, el aceitoso (2009), este proyecto merece un reconocimiento internacional.
