Frost / Nixon

Frank Langella y Michael Sheen componen a Nixon y Frost, respectivamente; dos personajes reales, que cada uno interpreta de manera categórica, sin caer en la burda imitación ni en el estereotipo clásico de las biopic. Ambos se necesitaran al unísono, uno para poder limpiar su nombre y el otro para  trascender más allá de la pantalla chica. Howard, un director con oficio, dirige un film prácticamente basado en una serie de entrevistas que darán rienda suelta a uno de los duelos televisivos más importantes de la historia; y en este caso también actorales.La introducción del film esta narrada desde el uso de material televisivo que reflejaba la caída de Nixon, ese indicio será el que imprimirá todo el film. A través del uso de una cámara en movimiento y una serie de panorámicas casi constantes que terminaran en primeros planos, serán suficientes para brindar el carácter documentalista que la historia requiere. La suciedad de los encuadres fortalecerá esta teoría.La historia nos presenta a dos personajes que estarán siempre a la defensiva el uno del otro, y para narrarla, sin que esto resulte totalmente monotemático, la mejor elección fue estructurarla a través del formato del thriller,  cada minuto se va apoderando de un suspenso impredecible en un film tan intimista como agobianteSi algo ayuda a la historia es el gran manejo de los actores, cada plano detalle de sus rostros serán suficientes para revelar lo mejor y lo peor de cada uno de ellos. El transpirar de los labios de Nixon o el no mirar a los ojos de Frost, serán dos recursos más que decisivos en todo el desarrollo del film.Frost/Nixon ya desde su titulo devela que va existir una pelea, una contienda, sin guantes, donde ganará quien mejor pueda manipular a su contrincante. Una pelea que quien la gane conseguirá la gloria y quien la pierda conocerá su ocaso. Que hubiera sido del mundo si los resultados hubieran sido distintos, no lo sabremos, lo que por ahora sabemos es que Rom Howard nos contó una historia que sin golpes bajos nos hará vibrar en el estadio, perdón en el cine.