Quémese después de leerse

La trama del film es casi minúscula, un agente menor de la CIA pierde un CD con sus memorias en un gimnasio, dos empleados lo encuentran y creen tener oro en polvo, aunque en lugar de oro solamente tengan el polvo. Provocando a partir de este hecho una serie de causalidades y casualidades llevadas al ridículo.Más allá de una película “seria” todo hace suponer que un grupo de amigos, hartos de filmar para otros, se juntaron y quisieron pasarla bien; aunque los únicos que la pasan bien son ellos, ya que al trascender la pantalla sus personajes sobreactuados, satirizados y extremos, causan verdadera vergüenza en el espectador. Nadie dice que todos sean grandes actores pero ante el patetismo de sus interpretaciones hace suponer que los Cohen estaban dirigiendo a otro elenco.Otro de los errores del filme, es el tiempo innecesario que se toma la trama para presentar a los personajes, no solo por la cantidad que son, sino también por el corto metraje de este, resulta casi incoherente que cuando el desarrollo dura aproximadamente 30 minutos, el resto sea para describir tramas y subtramas de personajes superfluos.Obviamente la película tiene algunos aciertos, la fotografía de Emmanuel Lubezky (uno de los mejores fotógrafos del momento), algún que otro pasaje en donde las actuaciones no caen en el estereotipo, un par de encuadres bien logrados, pero que se pierden ante el total de una obra despareja y reiterativa.Nadie puede negar que los Cohen exploten el humor negro al máximo, que sus diálogos muchas veces estén construidos desde lo inverosímil, que elaboran personajes estrafalarios pero creíbles, y un sinfín de situaciones más. ¿Pero era necesario hacer una película de estas características?. Intentaremos no ser malvados y pensar que victima del stress producido por el éxito de Sin lugar para los débiles decidieron juntarse con amigos y pasar un buen momento. Aunque, lamentablemente, ese juego quisieron compartirlo con los espectadores. Absténganse de ver esta peliculita.