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Crítica de "El Niño Pez": De Amor, Locura y Muerte

Al igual que en "XXY" (2007), Lucía Puenzo vuelve al cine con una película dónde el conflicto sexual es el protagonista de una historia que rompe con la temporalidad trabajada sobre registros de género.

Crítica de "El Niño Pez": De Amor, Locura y Muerte
miércoles 08 de abril de 2009

Lala (Inés Efron) es la hija de un juez, mientras que Aillín (Emme) trabaja como doméstica en su casa. Juntas, viven una historia de amor lésbico que las lleva a cometer robos, asesinatos y a escapar para proteger sus sentimientos. Lucía Puenzo, en su película, explora diversos géneros cinematográficos. Lo que comienza como un melodrama se transforma constantemente en un thriller, un policial, una historia de iniciación y culmina como una película de acción con una emocionante fuga. Aunque la trama pueda parecer modesta, está impregnada de un ritmo vertiginoso que la hace dinámica e intrigante.

A través de la alternancia de tiempos narrativos, la película desarrolla la historia en diferentes épocas y estados emocionales de los personajes. Esto requiere la participación activa del espectador para seguir de manera sistemática lo que se está contando y así articular la trama. Tanto Inés Efron como Emme interpretan a dos personajes cuyas vidas están al límite. Sus relaciones amorosas son posesivas, sus familias prefieren ocultar la verdad antes que enfrentarla, y la trama incluye elementos como el incesto, el parricidio y la leyenda de El Niño Pez como un marco metafórico poderoso.

Emme destaca como la revelación del film en un personaje ambiguo pero determinante para la resolución del conflicto. El elenco se completa con Arnaldo André, en la que se considera la mejor actuación de su carrera, junto a Sandra Guida, Paloma Contreras y Diego Velázquez. Los aspectos técnicos también están cuidados al detalle; la dirección de fotografía de Rodrigo Pulpeiro logra crear diversos ambientes tanto para los distintos momentos temporales como para los estados emocionales que atraviesa la historia. Por su parte, la edición de Hugo Primero ensambla la historia de manera ingeniosa, alternando entre dos líneas temporales de forma que complementan la narrativa.

El Niño Pez comunica más a través de lo que no se dice que de lo que se expresa, lo que la convierte en una obra de pura cinematografía. Imágenes y silencios se combinan de manera armoniosa para crear una narrativa sólida que gana en intensidad con el paso del tiempo. Lucía Puenzo nos presenta una de las películas más impredecibles que el cine ha ofrecido en mucho tiempo: suspenso, acción, drama, romance, lo tiene todo; y un desenlace que, lejos de moralinas y redenciones fáciles, sorprenderá a más de uno.

8.0
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