Crítica de "La hija", Federico Luis Tachella y el misterio del teatro

En La hija, la cámara nos lleva a través de los pasillos íntimos del Teatro Colón, donde trabaja el padre de una joven. Este emblemático espacio cultural no solo es uno de los más importantes de Argentina, sino también del mundo, lo que le otorga una dimensión simbólica y estética que se hace presente a lo largo de toda la obra. A medida que la protagonista explora el escenario, somos testigos de su fascinación y asombro al descubrir el misterio y la magia que se esconden detrás de cada rincón.

El cortometraje explora la relación interdisciplinaria entre el teatro, la ópera y el ballet, resaltando la naturaleza artística de estas disciplinas. A pesar de la apariencia sencilla de la narrativa, La hija transmite hábilmente la complejidad y el misterio que caracterizan a los teatros, donde la realidad y la fantasía se entrelazan en una experiencia única.

En este sentido, la película se puede entender como una exploración de la naturaleza del arte teatral, que se vale de la fusión de distintas disciplinas artísticas para crear un universo mágico y evocador. La propuesta audiovisual se inscribe en la tradición de las obras que buscan transportar al espectador a un mundo imaginario, donde el artificio juega un papel central.

La interpretación de Ariela Sanmartino transmite una combinación de inocencia y asombro que contribuye a construir una atmósfera conmovedora y emotiva, mientras que el uso magistral de la fotografía y la banda sonora crea un onirismo poético que transporta al espectador a un mundo de fantasía.

La hija es una exploración fascinante de la naturaleza del arte teatral y de cómo éste puede transformar nuestra percepción del mundo.