Crítica de "Sintiéndolo mucho", Fernando León de Aranoa y Joaquín Sabina, mucho más que dos

Sintiéndolo mucho es un documental biográfico que retrata la vida de Joaquín Sabina a lo largo de trece años. El director de El buen patrón (2021), lo acompañó como si fuera su sombra, capturando todos los escenarios del artista, tanto públicos como privados, y revelando la intimidad del hombre detrás de clásicos como "Y nos dieron las diez" o "Con la frente marchita". Esta narrativa íntima permite conocer las vivencias, pasiones, fortalezas y debilidades del artista.

La película, que se aleja de los testimonios ajenos y recurre a la primera persona y a lo observacional para documentar la vida de Sabina, incluye momentos de su último concierto junto a Joan Manuel Serrat en el Wizink Center de Madrid en febrero de 2020, donde sufrió una caída en el escenario que obligó a cancelar el show, así como el regreso junto a sus antiguos colegas al Teatro Salamanca donde se grabó Sabina y Viceversa, y su viaje a Úbeda en busca de sus raíces.

Entre bromas, Sabina lee cartas de sus admiradores y comparte su pasión por el torero José Tomás y la monotonía de las horas previas a los conciertos. También rinde homenaje a la cultura popular y bohemia de Ciudad de México, destacando su afecto por José Alfredo Jiménez de manera embriagadora, así como por Chavela Vargas, Bob Dylan y Gabriel García Márquez.

Sintiéndolo mucho captura la esencia del artista de manera íntima y sin filtros, con una cercanía que se siente casi palpable. Desde sus bambalinas hasta su vertiente más personal, este retrato sin bombín ofrece una visión única y conmovedora de uno de los cantautores más destacados de las últimas décadas en España, y se convierte en un testimonio elocuente del inmenso talento y la pasión que ha dedicado a la música.