2018-09-15

Deconstrucción en la ruta

303

Jule (Mala Emde) es una joven veinteañera que decide viajar desde Berlín hasta Portugal para poder charlar con su novio sobre un inesperado embarazo que trastocó todos sus planes, y decide hacerlo arriba de su casa rodante, una vieja Mercedes modelo 303. Apenas iniciado el periplo, su camino se cruza con el de Jan (Anton Spieker) un joven universitario que, tras un traspié académico, decide tomarse unas semanas para viajar a España y conocer a su padre biológico, a quien nunca vio en su vida. Es así como se vuelven compañeros en una travesía que combina el road trip con la rom-com, sazonando las secuencias con pizcas de introspección adulto-juvenil.El azar juega un rol importante en el relato, ayudando a unir y desunir a los protagonistas según la trama lo requiera mientras atraviesan bellísimos paisajes de Alemania, Francia, Bélgica, España y Portugal. Weingartner se toma una pausa cada tantos kilómetros para que Jule y Jan estiren las piernas, recorran lugares pintorescos y reflexionen sobre esas cuestiones psuedo-intelectuales que tanto atraen a las mentes en desarrollo: la política, el sexo, la religión, la familia, el humanismo, etc.El movimiento constante hace que las casi dos horas de duración transcurran de forma ligera, aunque algunas iteraciones dejan la sensación que cierta economía de relato podría haber favorecido a la estructura total del film. La química entre Emde y Spieker hace que las escenas fluyan con naturalidad y los diálogos se beneficien gracias a esa espontaneidad.Sosteniendo la idea según la cual los opuestos se atraen y cuanto más tiempo se pasa con una persona mejor nos puede caer, 303 se apoya en la estructura del road trip para contar una historia romántica poco convencional, que pone el amor en segundo plano y se focaliza en retratar sin edulcorar la interacción entre dos desconocidos cuyas mochilas llevan diferentes pesos encima… al menos durante algunos kilómetros de viaje.
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