50 metros bajo tierra

El documental de Lucas van Esso es una mirada diferente sobre una problemática más en tierras de nuestro país. El director nos presenta de manera cruda la falta de agua para la comunidad que se encuentra en Salta y la supervivencia de esta cultura. El trabajo más importante para la gente de ese lugar es encontrar un poco de agua para así subsistir en un sitio que está marginado por un Estado ausente.“Pobre esa gente en África que no tiene agua potable” se puede escuchar en conversaciones efímeras y sin ningún tono de importancia en algún café de las ciudades de la Argentina. Pero la mayoría de la gente ignora una realidad que sucede a unos kilómetros de distancia. Los integrantes de la comunidad Wichi obran sobre tierras fangosas pozos que en vez de agua solo entregan barro de tono marrón, debiendo conformarse para alimentarse, higienizarse y vivir.Cada plano del film y los testimonios que se relatan a cámara, acarrean una existencia perturbadora que muchas veces llega a conmover al espectador y hacerlo reflexionar sobre el rol de un estado ausente en la búsqueda de una solución al problema duro y real. Solo Buenos Aires parece importante para un gobierno que desarrolla obras en la capital pero, y más allá de todo, se puede apreciar en ciertas imágenes, que todavía ellos no olvidan su nacionalidad argentina a pesar de que la patria parece haberlos abandonados hace mucho tiempo.