2018-01-26

El romántico espiral demencial de Jim Carrey

Jim y Andy

El mundo de Andy muestra desde el comienzo que será una película a contramano. Un Jim Carrey en la piel de Andy Kaufman presenta el film con los créditos en pantalla. Esto explica mucho más de lo que nuestros ojos ven. Y es que la película del realizador Miloš Forman filmada a fines de los noventa, sea tal vez un antes y un después en la vida del intérprete de La máscara (The Mask, 1994). El director Chris Smith, Sí, señor! (Yes Man, 2008), es el que se atreve a poner frente a una cámara sentado, tieso y reflexivo, al actor más histriónico y desenfrenado de los últimos años, para contar cómo logró, no solo “hacer de”, sino ser y resucitar al showman televisivo de los ochenta. A través de imágenes de archivo inéditas, el registro desnuda cada detalle y conducta que tuvo el actor durante el set de rodaje del film. Imagen tras imagen se descubre a una persona que trata de huir de sí misma, que es capaz de ir hasta la productora del mismísimo Steven Spielberg y pedir por “el verdadero tiburón” disfrazado de “Tony Clifton”, el álter ego de Kaufman. Es decir, el hombre detrás de Ace Ventura (Ace Ventura, 1994) termina por interpretar al personaje del personaje. Todo un mapa psíquico marcado con muchas cruces, faros que nos permiten armar el rompecabezas. “Siempre pienso, ¿qué busca el público? ¡Olvidarse de sus problemas! Así compuse mi carrera” dice a cámara un experimentado y barbudo Jim Carrey. Y así está trazada su vida artística (otra de la perlitas del material de archivo es ver a un joven Jim hacer su primer monólogo). Éste es otro punto que se anota el documental que muestra más allá del detrás de escena de una película. Hollywood, sus estrellas, el prime time televisivo y las distintas situaciones que se generan en la existencia de aquellos, habitan el ecléctico mundo de Los Ángeles. Para ello, recomendamos no perderse El mundo de Andy.Es imposible no comparar a Carrey con Kaufman. Darse cuenta que parece haber sido moldeado para creerse, hasta el punto del delirio, ser el comediante. Incapaz de desprenderse de él, una de las últimas frases que nos deja el documental sirve como ancla para cerrar este capítulo en la historia artística del actor. “Recuerdo haber pensado una vez terminada la película, ‘ahora tengo que volver a ser yo, debo volver a mi triste vida’”.
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