2009-10-20

Desvaríos y contrasentidos fraternales

Los tiempos de la vida

Múltiple ganadora en el Festival de San Sebastián 2008, la película cuenta la historia de Nusret, una anciana de 90 años que vive sola en un pueblo de la costa del Mar Negro y de repente pierde la memoria y se extravía en el bosque. Sus tres hijos se la llevan a Estambul y allí le diagnostican la enfermedad de Alzheimer. De allí en mas, Los tiempos de la vida será el contundente retrato de una familia desunida, corroída por conflictos latentes, una reflexión sobre la malograda institución familiar insertada en la cultura turca. Estamos frente a una película de personajes, donde la sencillez a la hora de contar una historia se convierte -justamente- en el valor más cualitativo del film. Éste, que se centra en la relaciones humanas de tres hermanos, desnudando el desconocimiento entre sí, que potencia los miedos y las angustias. En medio de situaciones familiares cotidianas, el film encuentra una veta humorística en medio de un panorama traumático, al que distiende en sus estructuras y aborda con frescura el factor más sensible. La caja de pandora que da nombre al film es la que se abre ante nuestros ojos, dejando ver a la luz a una familia en conflicto donde, paradójicamente y a manera de metáfora, una mujer anciana, enferma y padeciente es quien más posee control sobre un entorno despojado de todo equilibrio. Ella, pese a su falta de lucidez, entrega con honestidad brutal sus desprejuiciados puntos de vista. El film saca al sol los trapos sucios de una familia dispar donde el núcleo paternal es inexistente. Dista de ser un melodrama lacrimógeno, la profundidad psicológica con que Ye?im Ustao?lu diseñó a sus personajes encajan a la perfección en medio de una ciudad asfixiante que parece ahogarlos más en medio de la desesperación que los atraviesa. Una Estambul saturada y desbordante contrasta con el íntimo mundo de estos seres conflictuados. Los tiempos de la vida es más allá de un retrato de los síntomas y los sufrimientos de la enfermedad, la historia de una familia descompensada, donde uno de sus miembros perdió la memoria y el resto parece hacer uso de ella para reanudar viejas cuentas pendientes. Sobria y sensata sin caer en sentimentalismos ni perder su brújula narrativa, es también una mirada a la soledad en el seno de una familia marcada por un abismo generacional, una introspección que lleva al conocimiento del ser y a evaluar la capacidad del querer. Casi como una catarsis que les permita la salvación en medio de la mirada áspera (pero clásica y efectiva) en esta pequeña y austera historia despojada de todo artificio comercial y de golpes bajos para dibujar un doloroso retrato humano. Ye?im Ustao?lu ha decidido dejar de lado la crítica política que la acostumbra para adentrarse en el complejo mundo de las relaciones humanas. El punto de inflexión de estas mismas es la búsqueda desesperada en pos de un conocerse a sí mismo, en medio de anhelos y frustraciones.
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