2009-10-06

¡Hakuna matata!

La Familia Suricata

La película sigue a Colo, un pequeño mamífero que, con tres semanas de vida y con su pelambre aún en formación, comienza a prepararse para la subsistencia. El autoabastecimiento, la lucha contra sus predadores naturales. El cuidado de su familia, el compañerismo y la solidaridad serán fundamentales para sobrevivir en el inhóspito desierto africano del Kalahari. Elogiar las proezas técnicas, el profesionalismo, y la dedicación de la Unidad Histórica de la BBC, productora junto con la división Films del canal británico, es un pleonasmo. El mayor tino de los creadores de La Familia Suricata es hacer una película entretenida, ágil, didáctica e infantil sin caer en puerilidades. Mientras que la atracción de Tocando el cielo (Le peuple migrateur, 2001) era el impacto visual de los majestuosos vuelos migratorios de las aves y la precisión quirúrgica de los planos detalles filmados a cientos de metros de altura, y en la oscarizada La Marcha de pingüinos (La Marche De L'Empereur, 2005) era el continente blanco quien se llevaba los aplausos; aquí la impronta creativa es la que dota de frescura a la película. De allí que la idea del relato clásico en clave de aventura, donde un héroe (Colo) lucha contra todas las adversidades (el cóndor, la falta de lluvia y alimento, la enormidad del terreno), es fundamental. La Familia Suricata entretiene y se disfruta, no por el significado de sus imágenes, sino por el significante; la atención no está en el monocromático desierto ni los planos aéreos per se, sino en lo que éstos implican. Las suricatas parecen haber sido creadas para la pantalla grande. Conocidas mundialmente por el personaje de Timón en la trilogía de El Rey León, los primeros planos de sus ojos saltones colmados de expresividad y sentimientos ya ameritan toda la película.
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