Crítica de "Las continuidades": Jorge Sesán y Merlina Molina Castaño tras las resonancias del colapso universal

La narrativa se desarrolla con precisión y economía, llevando al espectador a una cabaña abandonada en medio de un bosque, donde una niña y una joven mujer buscan refugio. Pronto descubren que no están solas, ya que la presencia de otro ser y una misteriosa vibración en el ambiente crea una atmósfera cargada de incertidumbre y misterio.

Con una estética enigmática y una resignación apenas susurrada, Las continuidades se adentra en el género post apocalíptico, presentando a sus protagonistas como pioneros de una nueva existencia en un mundo donde la modernidad ha desaparecido y la naturaleza reclama su lugar. Cada plano visual respira el aire de un nuevo comienzo, incitando a una reflexión profunda sobre el futuro en un mundo al borde del abismo.

Sesán y Molina Castaño construyen un cortometraje enriquecedor, donde el misterio, lo fantástico, la incertidumbre y la esperanza se entrelazan en medio de la adversidad. Su habilidad para crear una narrativa visual que invita a la reflexión sobre las complejidades de la existencia humana y el destino de nuestro planeta en un contexto de crisis, demuestra su inteligencia para explorar temas profundos y universales.

Protagonizado por Merlina Molina Castaño, Juana Achinelli y Teo Inama Chiabrando, Las continuidades emerge como una obra que provoca preguntas y abre un diálogo crítico sobre el estado actual y futuro de la humanidad en un mundo amenazado por su propia destrucción.