Crítica de "La línea invisible" y el comienzo de ETA por Mariano Barroso

La banda política ETA, primero no armada y pacífica, se formó en 1959, repleta de ideas revolucionarias que buscaban un país más libre, justo y democrático. Pero, una década más tarde, el día que dos de sus integrantes dispararon la primera bala mortal contra un guardia civil, todo cambió de rumbo y ya nada fue igual. La línea invisible refiere al límite que unos jóvenes vascos decidieron cruzar. 

Dirigida por Mariano Barroso y protagonizada por Àlex Monner, Antonio de la Torre, Anna Castillo, Asier Etxeandia, Patrick Criado y Enric Auquer, la serie, de seis episodios de 45 minutos cada uno, se apoya en los personajes, con sus matices, inseguridades y sentimientos encontrados, para narrar la historia oficial desde la historia privada de sus protagonistas. Así, una cámara elegante y estilizada a cargo de Marc Gómez del Moral, sigue a los integrantes no solo de ETA, sino también de las fuerzas franquistas que la perseguían equilibrando el interés histórico con el efecto buscado.

La línea invisible, basada en una idea de Abel García Roure, que los guionistas Michel Gaztambide y Alejandro Hernández, con la participación del propio Barroso, convirtieron en un potente thriller histórico, recrea con solvencia, fluidez narrativa y una impactante recontrucción de época, los inicios de un momento atroz de la historia española que duró casi medio siglo y derramó tanta sangre como lágrimas de dolor.