Crítica de "Uno para todos", una historia de superación con David Verdaguer

Alex (David Verdaguer) es un profesor que llega a un remoto pueblo para reemplazar a la maestra de sexto de primaria con licencia por embarazo. El primer día de clases Carlos está ausente. Álex no sabía que está haciendo un tratamiento de quimioterapia por un linfoma y que pronto se reincorporará. El problema surge cuando ninguno de sus compañeros quiere que vuelva a clase. ¿Cuál es el verdadero conflicto? Carlos tiene una personalidad singular, un personaje difícil de comprender y complejo de analizar.

Con una puesta en escena casi documental y basada en un caso real (la idea surge de una noticia leída en un diario), Uno para todos (2020) está narrada como una fábula que apela a principios como el compañerismo, los valores y la aceptación de la diferencia. Una red de vínculos que abundan en el subtexto principal, con subtramas que tratan el perdón, la redención personal, los conflictos familiares, y sobrevolándolo todo, la educación.

Desgranando cada tópico sin panfletos, sin fórmulas sencillas; de manera natural y conciliadora, Uno para todos le permite al espectador sincronizar con una historia amena, que recurre a ciertos golpes de efecto para generar emoción, pero que igual se disfruta.