Crítica de "Correspondencia", de España a Chile con Carla Simón y Dominga Sotomayor

Correspondencia (2020), un poético corto de apenas veinte minutos, está compuesto de cuatro cartas audiovisuales, dos de cada una de las realizadoras, en donde reflexionan sobre diversas cuestiones íntimas que las interpelan a ellas en lo individual.

Simón, que se enfrentaba a la muerte de su abuela, comienza el intercambio hablando de las muchas mujeres de su familia. Filmó sus imágenes con la ayuda de una cámara súper 8 mientras vaciaban el departamento de su abuela, a la vez que Sotomayor responde hablando de los suyos a partir de imágenes del archivo familiar que se enlazan con la dictadura pinochetista. En ambos casos lo privado se vuelve público y lo personal en colectivo.

Ambas cineastas conversan sobre el legado familiar, el pasado, los sueños y las dudas ante el futuro inminente. Y de esa intimidad se pasa a una dimensión política mucho más amplia. Sotomayor escribe en pleno estallido social en Chile durante noviembre del año pasado. “Seguimos en dictadura”, dice mientras con su cámara, como si fuera uno de los ojos que muchos jóvenes perdieron producto de las balas disparadas, retrata la brutal represión que llevan adelante los carabineros en pleno centro de Santiago para fundir a negro y también dejarnos ciegos.