2021-02-03

Cinear

Crítica de "Sector VIP", de Eduardo Pinto, cine de denuncia directo y efectivo

Ginny (Martina Krasinsky) es una adolescente de un pueblo del interior que sueña con viajar a Buenos Aires. En un concurso de baile local conoce al RRPP Paul (Joaquín Berthold), quien la lleva a su piso en Puerto Madero. El hombre le da la fama (la incorpora en el Teatro de Revistas) pero también la regentea en el sector vip de un boliche que funciona de epicentro para negocios turbios.

El otro protagonista víctima de la historia es Santos (Luis Machín), el periodista honesto de ética inquebrantable que está lleno de deudas y apenas puede sostener su programa de cable de periodismo de investigación. Un día le ofrecen ser parte de una operación mediática a cambio de dinero y el hombre resistirá la tentación y la presión, hasta donde pueda.

Sector VIP es una película sobre la corrupción en los altos niveles de poder. La fusión entre Campusano y el director Eduardo Pinto (Palermo Hollywood, Caño Dorado, La sabiduría) es interesante, mientras uno aporta sus temáticas sociales siempre esquivas en el cine nacional (al menos por la crudeza del abordaje), el otro añade ritmo y fluidez narrativa con golpes de efecto para subrayar situaciones.

El otro valor detrás es Rodolfo Cela, reconocido realizador de televisión fallecido en 2019 responsable del clásico y efectivo guion. Las caras reconocibles por el público, de buenas actuaciones en general, aportan credibilidad a la trama.

Estamos frente a un film al que puede criticársele cierta metáfora evidente o maniqueísmo en la elaboración de los personajes, pero que vale por su voluntad de denuncia: tanto las operaciones mediáticas como el entramado detrás de la prostitución vip son temas archiconocidos que, hasta ahora, escaparon a la representación cinematográfica.

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