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Crítica de "El Camino: Una película de Breaking Bad", el periplo de Jesse

"El Camino: Una película de Breaking Bad" (2019) es la continuación del personaje de Jesse (Aaron Paul) a los sucesos inmediatamente posteriores al final de la emblemática serie. El tiempo parece no haber pasado para el director/creador (Vince Gilligan) y los protagonistas que retoman las riendas de aquel exitoso producto audiovisual.

Crítica de "El Camino: Una película de Breaking Bad", el periplo de Jesse
domingo 13 de octubre de 2019

Jesse Pinkman escapa con su camioneta luego de ser “liberado” por un redimido Walter White (Bryan Cranston). Pero no será tan sencillo huir en auto con toda la policía detrás cuando eres el mejor fabricante de metanfetaminas de los EEUU. De esa fuga habla la película con el estilo de la serie.

El Camino: Una película de Breaking Bad es un capítulo doble de Breaking Bad, una continuación que demoró diez años en realizarse si pasamos por alto el spin off Better Call Saúl (que cuenta el ascenso del corrupto abogado que interpreta Bob Odenkirk) en formato serie de Netflix. Ritmo, regreso de varios personajes y la conexión con sucesos narrados en la serie (mediante flashbacks) marcan esta película.

Narración fragmentada, conflictos que aparecen constantemente y personajes sin alma son un sello de Breaking Bad. Este film producido en tiempos de Donald Trump pone nuevamente en funcionamiento aquella representación negativa del sur de los Estados Unidos, un territorio sin Dios en el que el bien hace tiempo dejó de existir. Jesse, uno de los protagonistas de la serie, se reencuentra con su pasado, sus traumas y enemigos con la oportunidad de limpiar su prontuario antes de huir definitivamente.

Como en la denominada "mejor serie de la historia", el motor que pone en funcionamiento este relato es un guion que no da respiro y le da a los personajes una humanidad tan brutal como desgarradora.

8.0
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