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Crítica de "Nuestra hermana menor", la postergada película de Hirokazu Kore-eda

Una historia esperanzadora que regresa sobre los mismos temas que inquietan al cineasta nipón: la muerte, los recuerdos y los vínculos familiares, en este caso, entre mujeres.

Crítica de "Nuestra hermana menor", la postergada película de Hirokazu Kore-eda
sábado 08 de octubre de 2022

Nuestra hermana menor (Unimashi Diary, 2015) basada en la novela homónima de Akimi Yoshida, presenta a las hermanas Souchi, Yoshino y Chika, quienes comparten la casa de la infancia en la ciudad de Kamakura. Un día reciben la noticia de la muerte de su padre al que prácticamente no conocen, un hombre ausente del hogar por más de 15 años tras separarse de su mujer. Ellas deciden viajar al campo donde se realiza el funeral y conocen a su pequeña hermana adolescente Suzu, hija de un nuevo matrimonio de su padre. Invitan a la niña a vivir con ellas y juntas construyen un vínculo.

Tomada como una reversión de Mujercitas, Nuestra hermana menor relata los anhelos y frustraciones de cada mujer, siempre reelaborando su identidad ante el descubrimiento de nuevos datos familiares. La figura ausente del padre, idealizado por momentos, criminalizado en otros, recompone la historia familiar de las chicas. Con la construcción idílica de un Japón plagado de tradiciones en cada marquesina, estación de tren o puesta de sol, la película se centra en la intimidad de las mujeres y sus conflictos existenciales. Como en todo su cine, el fin de Hirokazu Kore-eda es humanizar a sus personajes. El recuerdo individual se convierte en memoria colectiva y con ella los personajes obtienen su “aprendizaje” de la vida.

Nuestra hermana menor no deja de ser un melodrama, contado con la delicadeza suficiente para no caer en el golpe bajo ni en efectismos. Hirokazu Kore-eda toma el género –de la tradición oriental, al estilo Yasujiro Ozu- para abrir paso a la reflexión existencial en un sentido natural (la naturaleza siempre sobrevuela a los personajes como una sabiduría ancestral). Una película poética y amena que, mientras esperamos el estreno de Somos una familia (Manbiki kazoku, 2018) ganadora del 71 Festival de Cannes, funciona como una entrada tierna y sensible al universo del director de De tal padre, tal hijo (Soshite chichi ni Naru, 2013).

8.0
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