Crítica de "El faro de las orcas" o el faro del fin del mundo

El español Gerardo Olivares pone en escena un culebrón médico-ecológico, donde se destaca nuevamente Joaquín Furriel con una interpretación corporal, acompañado de Joaquín Rapalini y la española Maribel Verdú.

Crítica de "El faro de las orcas" o el faro del fin del mundo
sábado 18 de marzo de 2017

El Faro de las Orcas (2016) presenta un guion concebido por Gerardo Olivares, Lucía Puenzo y Sallua Sehk, que adapta el libro Agustín corazón abierto, basado en hechos reales narrados por Roberto Bubas. La historia gira en torno a un niño autista español de diez años, Tristán, quien se fascina con la imagen de Beto, un hombre que interactúa con ballenas en la televisión. Su madre, Lola, decide emprender un viaje transoceánico para que su hijo conozca a este cuidador de orcas en Península Valdés (Patagonia), buscando mejorar su calidad de vida a través de la conexión con la naturaleza y la interacción con los cetáceos.

Las películas de Gerardo Olivares pueden despertar opiniones diversas, pero su filmografía, ya sea ficción o documental, se distingue por un discurso coherente donde la naturaleza y la antropología desempeñan un papel fundamental. El Faro de las Orcas ejemplifica esta característica. Partiendo de una historia real, el director construye un filme que fusiona elementos argumentales con un enfoque semidocumental, que retrata vívidamente la vida salvaje de la región y explora las costumbres de sus habitantes, quienes parecen naufragar en un hábitat extremo.

Acompañado por una fotografía extraordinaria y un destacado diseño de producción, el aspecto semidocumental sobresale sobre el drama, a pesar de las sólidas interpretaciones de Joaquín Furriel, el joven Joaquín Rapalini y Maribel Verdú. Sin embargo, se observan ciertos desniveles, especialmente en aspectos narrativos que, en ocasiones, recurren a lugares comunes en lugar de ofrecer una puesta en escena más innovadora.

El Faro de las Orcas transita entre el drama sentimental, el relato médico y la aventura cinematográfica, pero termina derivando hacia un tono poético que busca una resolución emocional, alejándose un tanto del planteamiento inicial relacionado con el serio problema del niño protagonista. Este cambio de tono no resulta del todo coherente con la premisa establecida previamente.

6.0
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