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Crítica de "50 sombras negras": Sombras que aburren

Es curioso cómo en algún momento el cine de parodias terminó convirtiéndose en un género en sí mismo. Si "¿Y dónde está el piloto?" (Airplane!, 1980) fue una de las primeras películas en emular, dentro de su estructura narrativa, a algún blockbuster popular para generar empatía con el público, fue en ese período cuando Hollywood comprendió que el nicho para generar este tipo de films estaba sembrado.

Crítica de "50 sombras negras": Sombras que aburren
viernes 25 de enero de 2019

50 sombras negras (50 Shades of Black, 2015), con Marlon Wayans a la cabeza, es la continuación de una serie de películas que le han permitido al actor -y director- consolidar su carrera de intérprete dentro de la comedia burda, sin otro interés que generar ingresos en la taquilla y en sus bolsillos.

En esta oportunidad, la película satiriza la saga literaria creada por E.L. James, y adaptada recientemente al cine por la directora Sam Taylor-Johnson. En 50 sombras negras, al igual que en Cincuenta sombras de Grey (Fifty Shades of Grey, 2015), una joven, en este caso Hannah (Kali Hawk), caerá en las redes del misterioso Sr. Black (Marlon Wayans), un exitoso empresario con gustos particulares sobre sexo y relaciones con el género opuesto. Sin embargo, el trabajo del director y guionista se limita a sumar, en el medio, bromas y chistes sin gracia, con algún que otro punchline o gag (siempre relacionados con lo escatológico), donde la sonrisa apenas asoma por encima del tedio generalizado de la aburrida propuesta.

El problema de 50 sombras negras es justamente la falta de parodia, ya que respeta casi literalmente el guión de "Cincuenta sombras de Grey". La frescura se pierde y solo asistimos a una sucesión de chistes sin remate, enfocados en la fealdad de la protagonista, el tamaño del miembro de Black y el de su hermano (Affion Crockett), y en cómo la compañera de cuarto de Hannah la pasa mucho mejor que ella.

Esta película se suma a una larga lista de títulos que intentan atraer al incauto espectador con una propuesta que hace de cada chiste un golpe a los buenos momentos que en otras oportunidades Marlon Wayans nos hizo disfrutar.

3.0
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