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Crítica de “Voley”, Martin Piroyansky y la comedia del amor

Martín Piroyansky (director, guionista y actor) construye una variedad de gags para conquistar al público. Y lo logra.

Crítica de “Voley”, Martin Piroyansky y la comedia del amor
viernes 10 de noviembre de 2023

Seis jóvenes instalados en el Tigre para pasar Año Nuevo y disfrutar de unos días de vacaciones son el eje de Voley (2014).

Desde la antigua comedia latina hasta el novísimo cine indie, el arte se encargó de diseccionar el amor juvenil, de ponerle trabas y contemplar, jocosamente, cómo los jóvenes amantes se las tienen que arreglar para estar juntos. Martín Piroyansky, reconocido actor de cine y televisión, hace de esa premisa Voley, una comedia ágil, distendida, que es juvenil pero funciona de maravillas en “el amplio público”.

Al mismo tiempo, esa elección marca su punto fuerte y sus limitaciones; el relato automatiza la espera del gag y genera en la construcción de los personajes breves destellos de singularidad que, al final, se homogenizan para ponerlos a todos “más o menos en las mismas”. Pero la gracia no abandona jamás a los 95 minutos del metraje. Entonces, ¿eso importa?

Nicolás (Piroyansky) invita a sus amigos (compuestos porVioleta Urtizberea, Inés Efron, Chino Darín y Vera Spinetta) a recibir el año en la casa de sus abuelos, en el delta del Tigre. El plan es relajarse, salir de la urbanidad para consagrarse al ocio y a la diversión. Apenas cruzada la puerta, Manuela (Urtizberea) arma un dispositivo para rotar en las habitaciones y que todos tengan que pasar por los mismos cuartos, sin privilegios. La llegada –inesperada- de su bella amiga Justina Bustos) le llama la atención especialmente a Nicolás, quien buscará todas las formas posibles de encontrarla sola. Manuela, que está allí junto a su pareja, Nacho, no imaginaba cuando la invitó que la “intrusa” movería los cimientos de todo el grupo de amigos.

Echadas las cartas sobre la mesa, lo que sigue es una batería de gags (físicos y también verbales) que funcionan de maravillas, y que hacen de Piroyansky una mezcla de Woody Allen con los hermanos Farrelly. El casting es el primer acierto; cada actor interpreta con gracia y verosimilitud el rol que le ha tocado en suerte, ingresando al timing del relato. Todos están más o menos obsesionados con tener sexo, pero la efectividad del guion radica en hacer de esa aspiración el motor de algo menos evidente, y es la pregunta por cómo el tiempo afecta a un grupo de amigos, cómo el deseo puede ser a veces destructivo.

Voley tuvo su presentación en el 29 Festival Internacional de Cine de Mar del Plata y el público celebró cada uno de sus momentos cómicos. Con el respaldo de una distribuidora major, la película tiene todo lo necesario para aspirar a la masividad. Habrá que seguirle los pasos a Piroyansky, quien ya había demostrado su talento como director en el corto No me ama (2009) y Abril en Nueva York (2012).

8.0
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