Lago de incógnitas

Lago de luciérnagas

Lago de luciérnagas (2014), coproducción argentina-colombiana, es la ópera prima de Florencia Iwabuti (argentina) y Samir Marun Helo (colombiano). El largometraje – de una apropiada duración de 67 minutos – ofrece un “retrato íntimo” de un triángulo de personajes emocionalmente pausados.

Lago de luciérnagas
lunes 24 de noviembre de 2014
El primero y probablemente el principal es Tobías (Mario Jurado), un solitario librero que lleva una vida rutinaria colmada de misteriosos rituales. Todas las mañanas viaja a orillas de un lago y toma la misma foto con el mismo encuadre desde la misma posición (como Auggie Wren en Smoke, 1995). Y a fin de mes se hace cargo de reemplazar las bombitas de luz de los faroles de la cuadra. Posee una reserva de bombitas prolijamente etiquetadas mes por mes.Luego está Samantha (María Duplaá, sobrina de Nancy). Samantha es pintora, y lleva pintando el mismo cuadro del mismo rostro en el mismo lienzo desde hace tiempo. Al final del día se toma un baño de inmersión y se lava la pintura roja del cuerpo como si fuera sangre (¿cómo se mancha tanto si pinta tan poco y tan lento?). Así hasta que una noche se cruza con Tobías.Por último está Alfonso (Felipe Botero), el hermano de Tobías. Su padre está muriendo y Alfonso intenta ponerse en contacto con Tobías, que se ha alejado de ellos a raíz de cierta tragedia del pasado. No aprendemos mucho sobre Alfonso o su vida más allá de sus intentos de reconectar con su hermano.El peso de la película cae sobre los competentes hombros del trío protagónico, a cargo de sugerir e intrigar con los misteriosos pasados que solo ellos conocen y los cuales los han enajenado. Pero hacia el final la película duda de sí misma y pone a los personajes a recitar textualmente todo lo que se nos ha venido sugiriendo, lo cual socava el esfuerzo cinematográfico. El personaje de Tobías peca por sobre todos. En una escena le explica a Samantha por qué ella tiene el ritual de pintar el mismo cuadro. En otra escena le explica por qué él tiene la manía de cambiar las lamparitas de los faroles. Y así de brutalmente la película va resolviendo todos sus pequeños misterios. Comete el error de querer mostrarnos lo que ha venido sugiriendo, y al no saber mostrarlo directamente hace que sus personajes lo verbalicen con una clarividencia que no deberían tener. Incluso el conflicto ulterior entre los hermanos, que vendría ser como el meollo emocional de la película, es igual de denigrado con una simple explicación.A fin de cuentas Lago de luciérnagas tiene una presentación y un planteo atractivos que perfectamente podrían haber sido llevados a buen puerto por sus intérpretes, pero la necesidad de explicitarlo todo termina minando su propia historia.
7.0
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