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Crítica de "Tesis sobre un homicidio": Creo que lo que no he visto es cierto

Luego de haber demostrado con "Música en espera" (2009) tener solvencia para manejar los resortes de la comedia romántica, Hernán Goldfrid entrega con su segundo film una historia oscura que gira en torno a una obsesión.

Crítica de "Tesis sobre un homicidio": Creo que lo que no he visto es cierto
martes 15 de enero de 2013

A estas alturas, es innegable que Ricardo Darín mantiene una relación especial con el género policial. No solo por su destacada actuación en El Secreto de sus Ojos"(dirigida por Juan José Campanella en 2009), que se convirtió en uno de los grandes éxitos del cine nacional, sino también por su participación en títulos como Nueve reinas (2000) y El aura (2005), ambas joyas dirigidas por Fabián Bielinsky, así como en La señal (2007), película que co-dirigió junto a Martín Hodara. Siguiendo esta línea de análisis, Tesis sobre un homicidio (2012) es un caso particular dentro de su filmografía.

A pesar de ser una película realizada con excelencia en los aspectos técnicos, Tesis sobre un homicidio presenta particularidades que la distancian del género policial clásico. En esta ocasión, Darín interpreta al investigador del caso, quien también es parcialmente la víctima y posiblemente el catalizador de una serie de eventos turbios. Roberto Bermúdez, un abogado retirado y profesor estrella de la Facultad de Derecho, es un individuo capaz de generar distancia y fanatismo con un solo gesto, sin medias tintas. Su inteligencia y discurso, entre soberbio e ingenioso, le han asegurado un lugar destacado en la vida académica, aunque no ha renunciado a su lado hedonista, como lo demuestra su capacidad para seducir a una ex alumna con una sola mirada cómplice.

Todo cambia cuando Gonzalo (interpretado por Alberto Ammann), un joven argentino que ha pasado la mayor parte de su vida en España, llega a su clase. Conectado con su pasado (Bermúdez fue amigo cercano de su padre), Gonzalo despierta una desconfianza en Bermúdez que se intensifica cuando descubren juntos el cadáver de una joven en el estacionamiento frente a la clase. La trama se complica aún más cuando ambos se involucran sentimentalmente con la hermana de la víctima, introduciendo un elemento erótico en el cruento relato.

Desde el momento en que encuentran el cuerpo, la película adquiere una atmósfera expresionista. La narrativa se centra exclusivamente en la perspectiva de Bermúdez, volviéndose más mental y metafísica, e incluso paranoica. Esta limitación otorga a la historia una identidad propia, pero también la coloca en un territorio un tanto caprichoso, ya que la obsesión que la película abraza a veces se vuelve repetitiva. La tensión está tan marcada que en ocasiones faltan momentos de calma que equilibren el drama y lo hagan más efectivo.

En cuanto a la dirección de Goldfrid, queda claro que sabe conformar equipos, como se evidencia en la exquisita fotografía casi publicitaria y en el uso efectivo de planos secuencia. Sin embargo, la banda sonora, aunque intenta añadir gravedad, a veces resulta desproporcionada en relación con la imagen. Además, algunas decisiones parecen cuestionables, como la elección de escenarios demasiado iluminados para una película de tono oscuro.

Tesis sobre un homicidio es una interesante incursión en el territorio del cine policial, aunque presenta ciertos defectos como diálogos altisonantes y parlamentos excesivamente literarios. A pesar de ello, la película se destaca como un caso singular dentro del género, al igual que el personaje de Bermúdez. En última instancia, esta obra de Goldfrid invita a reflexionar sobre la percepción y la manera en que nuestros miedos pueden conducirnos hacia la autodestrucción.

6.0
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