Crítica de "Dry Martina": Juana de Arco

Dry Martina, seleccionada para competir en el Festival de Tribeca, narra la historia de una cantante argentina que lucha contra el karma de ser conocida como "la hija de". Martina, interpretada brillantemente por Antonella Costa, no ha experimentado un orgasmo en mucho tiempo, a pesar de tener encuentros sexuales, ninguno de los hombres logra satisfacerla plenamente. Todo cambia cuando una noche aparece en su departamento una joven chilena, una fanática obsesionada con la cantante, que afirma ser su hermana. Junto a ella llega su novio, quien despierta en Martina sensaciones olvidadas.

En resumen, Martina sigue a la pareja hasta Chile, donde se encuentra con su presunta hermana, un padre supuesto y el ex novio de esta. Sandoval, el director, aborda el género de la comedia de enredos amorosos con humor negro, ironía y un toque de absurdo, haciendo claras referencias a cineastas como John Cassavetes y el Pedro Almodóvar irreverente y provocador de los años 80. La película es osada y descarada, pero no sin motivo. Los diálogos son precisos y el elenco brilla en cada escena, manteniéndose a la altura de las circunstancias y justificando cada situación que atraviesan.

Filmada entre Chile y Argentina, cabe destacar que Sandoval, siendo chileno y residente en Argentina, aborda temas más profundos que lo que puede parecer a simple vista. La trama explora cuestiones de actualidad como el rol de la mujer en la sociedad, presentando a una heroína desinhibida y políticamente incorrecta, que seguramente hubiera sido cuestionada en el pasado.