2020-05-14

Jóvenes heroínas

Overseas

Yoon Sung-a se ubica durante unos pocos días en el corazón de un centro de formación especializado, una especie de sala de espera para el exilio. Ahí, las mujeres jóvenes aprenden el arte de servir a los demás en un hogar reconstruido. Cómo poner la mesa, cuidar a los niños, dirigirse a los dueños de su casa. Pero también aprenden, y quizás es lo más importante, cómo hacer frente a posibles acosos, amonestaciones, agresiones u otros hostigamientos de los que pueden ser víctimas.Y es precisamente este aprendizaje y su puesta en escena dentro de la formación lo que ofrece a Overseas una dimensión tan especial. Se trata de juegos de rol en los que las estudiantes se turnan para jugar a ser trabajadoras domésticas y o jefas. Entre las mujeres jóvenes, algunas ya han vivido en el extranjero, y al verlas repetir escenas de su vida cotidiana en Dubái, Omán o Hong Kong, les permite verse en una posición dominante y dar a ver la realidad de la vida en el extranjero.Contrariamente a lo que sugieren los centenares de archivos que se acumulan en los pasillos de la administración, identificados por fechas y lugares, las heroínas de Overseas nunca se reducen solamente a ser esclavas modernas. Lejos de ser las víctimas pasivas que su empleo podría implicar, son actrices de sus propias vidas, dueñas de su futuro. Porque todas alimentan la esperanza, además de alimentar a sus familias. Una sueña con ser arquitecta, la otra quiere abrir un restaurant de pastas.Es esta tensión paradójica entre la benevolencia de las formadoras y el contenido de su enseñanza, entre el aquí y el ahí fuera, la fuerza vital de estas mujeres jóvenes y su inmensa vulnerabilidad en los hogares donde son enviadas como mercancía, que es el poder de este documental a puerta cerrada, en el corazón de una fábrica de trabajadores globalizados.
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