2019-10-22

Los hermanos sean unidos

Diecisiete

A favor de esa misión para que el público se identifique lentamente con sus, a priori, ariscos protagonistas, juegan unos diálogos por lo general brillantes e ingeniosos a la par que naturales, unos actores no famosos (el dúo formado por Biel Montoro y Nacho Sánchez) en cuyas cotidianas miserias y habituales desastres nos vemos todos reflejados, y una puesta en escena sencilla y casi de telefilm, pero que armoniza perfectamente con la historia que se narra y las situaciones que se describen.Con secundarios eficaces y una dirección de fotografía de Sergi Vilanova que captura la humedad, belleza y verdor del norte de España, Diecisiete hace referencia a la edad de su protagonista, Héctor, un muchacho retraído, solitario y cerrado que sólo al hacerse cargo del adiestramiento de un perro, recogido en una protectora de animales, empieza a abrirse al mundo. Pero cuando el can es dado en adopción, el adolescente se escapará del centro de menores donde está recluido para encontrarle a toda costa. En ese momento su hermano mayor, Ismael, con quien no se comunica todo lo bien que cabría esperar, jugará un papel fundamental.Los animales pues forman también parte de la trama de esta película que asimismo habla del derecho universal de todos los seres vivos a ser queridos y respetados (no importa su raza, especie o edad), de las familias atípicas, del miedo a la paternidad (consciente o no) y de esas pequeñas taras psicológicas que siempre han padecido los personajes del cine de Daniel Sánchez Arévalo.
Te puede interesar