2018-12-09

Enseñanzas

Down para arriba

“Soy profesor de ellos, en la línea de profesar” dispara mirando a cámara Juan Laso, al frente de Sin drama de down, agrupación que acerca el arte de la interpretación a jóvenes con este síndrome, mientras sus alumnos lo abrazan y dicen palabras amorosas, y el termino profesar se revela inevitable y contundentemente al espectador.En la propuesta Gustavo Garzón reposa la mirada en el grupo de actores a los que llega por casualidad y decide sumar a sus dos hijos, fruto del matrimonio con Alicia Zanca, como una posibilidad más de conocerlos y conectarse también desde la actuación con ellos.Si bien presta su voz para narrar su propia experiencia al enterarse la condición de sus hijos, su estupor e inmovilidad inicial, y el largo recorrido que ha transitado junto a ellos y su familia para contener y ofrecerles una mejor calidad de vida y posibilidades expresivas, su presencia comienza a desvanecerse al registrar ensayos e improvisaciones del grupo.La cámara se introduce en el trabajo del ensamble actoral y acompaña al docente en sus cotidianas luchas, en el poder conciliar el deseo irrefrenable por ser reconocidos, la pasión que pone cada uno en los ensayos y el establecimiento de metas para conseguir el objetivo general de representar en el escenario obras simples y directas.Mientras registra, Garzón propone algunas preguntas, orientadas, principalmente, a conocer el estado de sensación de los compañeros de sus hijos, Juan y Mariano, y de ellos también, sobre temas urgentes como la integración, el bullying, el amor, la imposibilidad de escapar del estereotipo y señalamiento de la sociedad, y también sobre la rebeldía y las necesidades que tienen estos jóvenes de conectarse con el otro, salir a divertirse, emborracharse y amar apasionadamente.Sin caer en golpes bajos, con momentos de gran emotividad y humor, Down para arriba sigue la línea de otras propuestas similares como Los niños (2016) de Maite Alberdi, pero profundizando en la temática con entrevistas a especialistas, o docentes, y a figuras claves de la integración como María Fux, quien con su danzaterapia ha derribado mitos y muros convirtiéndose en un referente mundial.Más allá de algunas decisiones de montaje, e imágenes de dudosa calidad, la posibilidad de recibir directamente la experiencia y el amor de un padre por sus hijos, excede un análisis cinematográfico acerca de fallas o falencias discursivas, porque en el fondo, tal como lo anuncia Laso, Garzón profesa su mirada compasiva y amorosa sobre su descendencia, y en ese registro termina por construir un relato universal sobre la empatía, la confianza, la contención y la pasión por encima de cualquier diferencia o discapacidad.
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