2018-05-14

El gran predicador

El Papa Francisco, un hombre de palabra

A diferencia de otros documentales, Wim Wenders desaparece por completo de la escena (¿No está a la altura del entrevistado?). Deja solo mirando a cámara al Papa Francisco que promulga su plegaria con el carisma que lo caracteriza, pasando por todos los temas habidos y por haber. Desde su concepción de Papa pobre tomada de San Francisco de Asis, la globalización, la familia, las tentación del dinero, la pedofilia en curas, los refugiados, el conflicto de medo oriente, las catástrofes naturales, enfermedades mortales, el hambre en el mundo y la esperanza; en una extensa entrevista que nunca lo incomoda dejando lugar a que explique sus ideas como mandatario de Dios.El documental deja ver a un Papa Francisco cercano, con la humanidad necesaria para acercarse a los fieles, acortando las distancias entre los pobres y la iglesia católica. Pero también, Wenders lo muestra observando el mundo desde el aire, en sus giras en helicóptero o avión sobrevolando como una suerte de Dios en la tierra mirando desde el cielo al resto de los mortales. El otro costado que se nuestra es el Papa líder, en tiempos que el mundo carece de ellos. El hombre porta del Don de la palabra con un discurso contemporáneo, amigable y hasta con dosis de humor para llegar a todos los rincones del planeta. Es el Papa del siglo XXI, el que sabe manejar medios, imagen y recursos de orador televisivo, culminado cada frase con una sonrisa.No hay duda de que el veterano realizador de Paris Texas (1982) sabe hacer documentales. Su trabajo surte efecto donde tiene que hacerlo, edulcorando con música de violines frases dramáticas o reforzando con planos de fieles la llegada de su mensaje. La gira por el mundo universaliza su oración de paz mundial.El Papa Francisco, un hombre de palabra es un documental políticamente correcto, que busca propagar el mensaje de la iglesia católica al mundo. Y lo hace, el problema es que su formato directo y manipulador (en cuanto a la bajada de línea y los recursos cinematográficos que subrayan sus términos) terminan jugándole en contra. Nadie puede enojarse con el Papa y su mensaje, pero la forma audiovisual aleccionadora que adquiere este trabajo irrita hasta al más creyente de los espectadores.
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