2017-04-13

Crítica de "Bienaventurados los mansos", apostatar o no, esa es la cuestión

Director de obras como La crisis causó 2 nuevas muertes (2006), ¿Qué democracia? (2013) o Sonata en si menor (2014), el cine de Patricio Escobar es de una coherencia ideologica, temática y de búsquedas estéticas reconocible en no muchos casos. Sus películas mantienen una línea que con el paso del tiempo no logran envejecer, y  diez años después mantienen la misma vigencia que cuando fueron realizadas.

En Bienaventurados los mansos vuelve a enfrentarse a un tema complejo. Esta vez el eje es la iglesia católica, el poder ejercido sobre los estados y cuáles son sus negocios ocultos.Escobar construye el documental a partir de una diversidad de testimonios pocas veces vista. Y cómo se aclara al final los que no estuvieron es porque se negaron. Así, se va tejiendo un entramado sociopolítico que pone en evidencia el poder que la iglesia católica ejerce sobre los diferentes estados, gobierne quien los gobierne, el rol que estos ejercen para sostenerla, y el papel que la misma juega dependiendo cual sea el gobierno de turno.

De Mussolini a Videla, de Franco a Macri, el juego de poder entre ambas partes pone en evidencia porque la iglesia católica sigue sosteniéndose en el tiempo pese a sus postulados arcaicos. Está claro que el objetivo de Bienaventurados los mansos es desenmascarar las maniobras delictivas de una institución que predica lo contrario con la complicidad de quienes nos gobiernan. Lo valedero es que para hacerlo se nutre de un conjunto de testimonios donde participan todas las partes involucradas, algo que pocas veces sucede.

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