2017-03-17
Problemas de tono
El peso de la ley
Gloria (Paola Barrientos) es una abogada a la que nunca le tocó
defender un inocente. El caso de un hombre acusado de violar a otro en
un pueblo del interior del país la hará luchar contra viento y marea
para demostrar su inocencia y poner al descubierto una red de mentiras,
manipulaciones y trampas judiciales donde la justicia se medirá con la
vara de la economía. El principal problema que presenta
El peso de la ley es el tono. Por momentos absurdo, por otros realista,
todo se mezcla en una coctelera donde nunca se encuentra el equilibrio y
lo dramático causa risa y lo gracioso pena. Recién sobre la segunda
mitad, y sobre todo gracias a Paola Barrientos, es cuando la película
logra encontrar un rumbo y llegar a destino con algo de mesura, a pesar
de subrayar algunas cuestiones innecesarias, que se sobreentienden de
antemano.Así como la historia no encuentra su tono, tampoco
los personajes que por momentos pasan del estereotipo al ridículo, de la
contención al desborde y de la insinuación a una verborragia
incontenible. La reiteración de información sobre algunos aspectos hace
que la previsibilidad se apodere del suspenso y rápidamente se pierda el
interés por lo que vendrá. Atrás de El peso de la ley sin duda
hubo buenas intenciones, un tema interesante y de impacto social. La
idea de reflejar cómo se maneja la justicia de acuerdo al extracto
social al que uno pertenece no está mal. Lo malo es que para hacer cine
no solo hacen falta buenas intenciones y un tema interesante, sino algo
más. Al menos si la intención es hacer un producto homogéneo.
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