2017-01-11
El amor en los tiempos de guerra
Aliados
Si se parece a una película es a Casablanca(1942), en principio
por estar ambientada en la ciudad de Marruecos en plena Segunda Guerra
Mundial (1942 es el año), aunque también incluye escenas clave como el
desafío de tocar ‘La Marsellesa’ ante nazis y un fatídico encuentro en
un aeropuerto. Más allá de estos puntos en común, Aliados se parece a Casablanca así como se parece a un tipo de cine de antaño que ya no se produce más, el cual Robert Zemeckis reflota con estilo y glamor. El espía canadiense Max Vatan (Pitt)
cae en paracaídas en el desierto marroquí, lo recoge un contacto que le
da sus chiches de espía y lo deja en Casablanca. Allí conoce a su
“esposa” Marianne Beauséjour (Marion Cotillard), espía francesa infiltrada
en el jet set nazi local. Su misión es hacerse pasar por un matrimonio
durante unos días, ser invitados a la fiesta del embajador alemán y
asesinarlo. Max es un galán reacio a mezclar trabajo con placer, pero
sucumbe a Marianne (dentro de un auto, en medio de una tormenta de arena
- una escena afectada) y tras el episodio marroquí regresan a Londres
donde se casan y al año tienen una hija.Aquí “empieza” la
película, cuando los mandamases de Vatan revelan sus sospechas sobre
Marianne, quien dicen espía para los nazis, dueña de nombre e identidad
robados. Deciden ponerla a prueba en secreto, con lo que Max comienza su
propia (insubordinada) investigación, movilizado primero por la duda y
luego por la serie de obstáculos que se le presentan en el camino.
Cuanto más difícil es cerciorarse de algo, más sospechoso resulta: la
verdad debería ser evidente. Habiendo ya una vez convencido a Max de
mezclar el placer con el trabajo, ahora él se pregunta si ella está con
él por uno o el otro.El film dura poco más de dos horas y espera a
la mitad para poner las cartas en la mesa, lo cual parece un poco
demasiado. La decisión probablemente viene, en parte, por querer emular
la estructura modular de las viejas épicas, en las que la aventura
concluía en la primera mitad y la segunda servía de saldo trágico; en
parte porque la posible traición de Marianne es tanto más angustiante si
ya la hemos aceptado como la heroína.Pitt no es
un actor que se destaque por su vulnerabilidad, pero aquí compone
convincentemente a un hombre inseguro y capaz de cualquier cosa con tal
de saciar esa inseguridad; Cotillard de entrada siempre
parece estar escondiendo algo detrás de su luminoso rostro y ojos
acuosos. Su personaje ríe mucho en esta película, y nunca se ve tan
triste como cuando lo hace. Pero sería un error celebrar Aliados como el triunfo de otra fórmula química entre estrellas. La dirección de Robert Zemeckis
es fresca, evocativa y en su uso de la puesta en escena está dotada del
tipo de economía hitchcockiana que la mayoría de los realizadores
fílmicos desearían tener; el guión de Steven Knight es ingenioso y sumado su trabajo anterior en Promesas del Este
(Eastern Promises, 2007) se demuestra capaz de crear un thriller
inteligente sobre personajes y las enigmáticas relaciones entre ellos
donde sea, cuando sea.
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