2016-04-14

7 Puntos

Crítica de "Las Plantas", ópera prima del chileno Roberto Doveris

Florencia tiene 17 años, por algunos motivos que iremos conociendo a medida que avance el relato, deberá quedarse sola en su casa a cargo de un hermano adolescente que se encuentra en estado vegetativo. Los días pasan y las responsabilidades van aumentando. La vida no le resultará fácil. Un comic llamado “Las Plantas”, que cuenta la historia de unos espíritus vegetales que se apoderan de cuerpos humanos durante la luna llena, le servirá como cápsula de escape mientras se enfrenta a nuevas experiencias sexuales que atraviesan los límites entre la fantasía y la realidad. Las plantas de la historieta se apoderan de los humanos para cumplir sus fantasías, pero también las plantas carecen de una vida en movimiento. Son autosuficientes. A todo eso hace referencia el título de una película en donde la inacción de algunos personajes provoca la acción de otros.

Protagonizada por la cantautora argentina Francisca Castillo, Las Plantas es un relato iniciático sobre una adolescente que de repente debe hacerse cargo de situaciones que la van desbordando. Para evadirse lee y eso le hace despertar la imaginación. Es a partir de ahí que comenzará a transitar por un derrotero sexual que nunca sabremos si es parte de la realidad o de la imaginación, o que al menos es trabajado narrativamente desde la ambigüedad.

Doveris aporta una mirada diferente sobre el género donde el cuerpo del hombre es objeto de deseo de la mujer. En este sentido le escapa a cualquier sutileza, apostando a un relato crudo que incluye desde violencia psicológica hasta escenas de masturbación masculina en primerísimos planos. Pero las plantas no solo serán simbólicas, también estarán presentes en el espacio físico. La casa está rodeada de plantas, la calle, los espacios por lo que transita funcionan como si estas se hubieran apoderado también de esos lugares.

En Las Plantas Doveris apuesta a un cine que le escapa a ese regodeo miserable latinoamericanista que tanto funciona en los festivales europeos. También a esa abulia pos-adolescente que caracterizó al cine indie de los últimos años. Y lo hace rompiendo moldes, escapándoles a los clisés y arriesgándolo todo en favor de la historia. Un logro.

Te puede interesar