2015-11-11
El regreso de Paul Dédalus
Tres recuerdos de mi juventud
Un entramado de sueños, a veces intensos, a veces caóticos, a
menudo nublados, pero siempre portadores de un mensaje del
subconsciente, un territorio que a Desplechin le encanta recorrer como Ulises durante su Odisea o el Arthur Gordon Pym de Edgar Allan Poe en sus aventuras (dos referencias de las muchas que el cineasta incluye entre los laberintos de su película).Paul (Amalric),
que regresa a Francia tras veinte años de peregrinaciones por el mundo
para ejercer su profesión de antropólogo, recuerda su infancia (primera
parte del film) en el norte de Francia. Se trata de un periodo oscuro
marcado por su abandono del hogar familiar, la muerte de una madre que
odia, los juegos de indios y vaqueros con sus hermanos, y la relación
tensa con su padre. Después, un curioso acontecimiento lo obliga a sacar
a la luz un episodio de su adolescencia: un viaje a Rusia. ¿Por qué?
Los servicios secretos franceses han descubierto, a su regreso como
adulto a Francia, que existía otro Paul Dédalus, un doble fallecido dos
años atrás en Australia que posee los documentos de identidad auténticos
de nuestro antropólogo. Un flashback resuelve el enigma: en un viaje
escolar a la URSS, el joven había aceptado, por amistad, ayudar a una
red de expatriación de espías de los judíos soviéticos. Esta exhumación
del pasado continúa con un tercer capítulo llamado Esther, como el gran
amor de juventud de Dédalus, una relación muy romántica (con los
aparentes daños y secretos que esto conlleva) que duró unos años pero
que se apagó por la distancia de Paul, que estudia antropología en
París. Drama familiar, relato novelesco de iniciación, thriller de espionaje y ante todo película de amor, Tres recuerdos de mi juventud
cultiva su misterio adoptando los códigos de distintos géneros del
cines. De las utopías a los golpes de la vida, de los disfraces a la
caída de máscaras, Arnaud Desplechin tritura los fantasmas del pasado
bajo el signo del desdoblamiento. Así, su protagonista está siempre allí
y en otra parte, navega entre los universos intentando encontrar su
camino, su personalidad, un equilibrio... Una relectura muy densa que el
cineasta salpica de planos espléndidos y en la que el que el talento de
sus jóvenes interpretes está muy bien aprovechado sin intentar a toda
costa dar una estructura demasiado formal al flujo de recuerdos, lo cual
dota a la cinta de un aspecto inaprensible, como una búsqueda de
eternidad a través de la extrañeza de la vida.
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