2014-09-22
Brooklyn Story
La entrega
Por qué no sumamos a Dennis Lehane al club de una vez por todas. ¿Se han fijado en su currículo? Es el novelista detrás de Río místico (Mystic River, 2003), Desapareció una noche (Gone Baby Gone, 2007) y La isla siniestra (Shutter Island, 2010), trabajó de guionista en The Wire y Boardwalk Empire
(además de producir) y ahora se acredita La entrega (The Drop, 2014),
basada en un cuento corto suyo..Hay que empezar hablando de
Lehane porque lo mejor de La entrega es el guión:
un verdadero trabajo de relojero. La construcción de los personajes, su
forma de hablar y chocar entre sí, el agudo ingenio de los diálogos, el
hecho de que no hay una sola escena o pedazo de información de más son
algunos de los indicios que dan cuenta del cuidado en la escritura del
guión.Ambientada en la barriada de Brooklyn, la historia se
centra en Bob Saginowski (Tom Hardy), un barman de pocas luces
pero con buen corazón y un temple de acero. Es leal a la mafia rusa, que
utiliza el bar como uno de sus muchos puntos de entrega de dinero. El
administrador del bar es Marv (James Gandolfini), huraño y resentido por
cómo ha terminado sus días de crimen como un servidor de bajo nivel.
“Cediste y no hay nada más que hacer,” le reitera Bob.Dos
incidentes catalizan un cambio radical en sus vidas. En el primero, Bob
rescata a un malherido cachorro de un tacho de basura. El tacho
pertenece a Nadia (Noomi Rapace) pero el perro pertenece a su ex
novio Eric (Matthias Schoenaerts), de mirada desequilibrada. Eric vive
extorsionando Nadia y ahora encuentra la oportunidad para extorsionar a
Bob, so pena de terminar matar al can. De más está decir que hay tiempo
para cortejar a Nadia, aunque sea tímidamente.El segundo
incidente lo enfrenta a dos ladrones enmascarados, que roban
imbécilmente el bar una noche. Ahora la mafia quiere su dinero de
vuelta, lo cual complica tanto a Bob como a Marv, quien tiene sus
propios problemas de dinero en casa. Ésta es oficialmente la última
aparición de James Gandolfini en el cine. Da una performance entrañable y
típica suya, la de un tipo alegremente insincero cuya dignidad siempre
se encuentra en peligro de verse ofendida. Tom Hardy es igual de
bueno a su lado, contrastando las retorcidas “grandes expectativas” de
James Gandolfini con una inmutable diligencia zen.La entrega cuenta
una historia sencilla, pero la forma en que la cuenta – cómica y
sapiente – y el pequeño mundo de grandes personajes que construye son un
placer de observar.
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