2012-11-23

El verano de Nico

El verano del Camoati

Sus padres quieren que se vaya a estudiar, sin aclarar muy bien a dónde o qué carrera (la opción es tan conceptual que no hay forma de apetecer a Nico). Él quiere trabajar en la chacra, pero a su manera y en contra de los métodos de su padre Ignacio (Ignacio Gonzalez Codoni), que piensa poca cosa de las “granjas orgánicas” idolatradas por su hijo. Piensa poca cosa de su hijo en general: entra, critica y sale de escena. La película explora nítidamente el conflicto interno de Nico sobre su futuro, y el conflicto de relación que sostiene con su padre; el segundo provee el eje de la historia, tensionando y distendiendo a buen ritmo, sin exacerbar el conflicto ni caer en golpes bajos. La relación queda perfectamente retratada gracias al esquema del guión y las actuaciones tanto de Mange y González Codoni. Por otra parte, una trama subsidiaria acerca del cortejo entre Nico y una chica del pueblo queda en la nada y no llega a concluirse. Las presiones empujan a Nico a un pequeño viaje de aprendizaje y reconocimiento, en el que elige un mentor y da forma a sus turbados pensamientos. Como toda ficción de aprendizaje, Nico enfrentará la encrucijada en la que se ha estado debatiendo, sin saberlo, toda su vida. Personajes “angustiados existencialmente” hay muchos. Miran un vacío ubicado al lado de la cámara y recitan sus líneas en neutro, esperando que el lento y seguro paso del tiempo les eleve a alturas trascendentales. Nico, ante una situación similar, sabe lo que quiere y sabe dónde buscarlo. Exitoso o no, es un personaje loable por su voluntad de accionar en vez de divagar y desesperar, lo cual es un giro fresco en lo que películas de “busco mi destino” refiere, y provee una percepción de la vida tanto más útil y feliz.
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