2011-04-15

Viaje interior

La infinita distancia

Iván (Edgardo Castro) y Marie (Anne Deval) son un matrimonio agobiado por la rutina. Con la escusa de buscar a su hermano Santiago, al que hace tiempo que no ve. Iván partirá en un viaje repentino desde Rosario hacia el interior de la provincia de Santa Fe. Ese viaje será sólo una excusa para huir y así encontrarse consigo mismo, aunque a Marie le cueste entenderlo. La infinita distancia, tal como su título lo indica, es una película distante, introspectiva, con los mismos tiempos de su protagonista. Planos generales largos acompañados por algunos movimientos de cámaras complementaran la abulia de Iván, un ser que busca para así poder encontrarse. Hay un gran trabajo en la construcción visual por parte de Castagnani, con logradísimos encuadres en los que centraliza imágenes desde posiciones angulares clásicas pero cuidando cada uno de los detalles estéticos como la perspectiva de la luz y la utilización del color de una manera atípica. Así  logra estilizar un campo visual anodino para convertirlo en el espacio que el personaje necesita para moverse con comodidad. Narrativamente La infinita distancia está  plagada de silencios, de esos que los protagonistas se acostumbraron a tener cuando los inundó la rutina y que pasaron a formar parte de sus vidas. Dividida en simbólicos episodios, en los que la imagen se funde repentinamente a negro, cada uno irá representando los cambios y el encuentro consigo mismo del personaje de Iván y la cada vez mayor lejanía con Marie. La rosarina Florencia Castagnani nos presenta con La infinita distancia su hipótesis sobre cuán lejano se puede estar a pesar de la cercanía y de como muchas veces lo que buscamos no es otra cosa que a nosotros mismos. A pesar de las distancias territoriales las inquietudes muchas veces son similares aunque la inteligencia para plasmarlas son tan personales como únicas.
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