2010-11-01

Guerrero Suburbano

Vikingo

Su protagonista (Rubén Orlando Beltrán) es un motoquero de antaño. Con sus reglas y códigos clásicos enfrenta todos los problemas de la modernidad. Las drogas, los robos y secuestros, la delincuencia juvenil. En ese ambiente hostil debe criar a sus hijos y repartir lealtades con sus amigos. Un héroe clásico que debe enfrentar todos los males modernos. Contextualizada en el segundo cordón del conurbano bonaerense, Vikingo nos representa un modo de subsistencia de la marginalidad. Sus personajes son sobrevivientes cuya resistencia está arraigada por fuertes reglas morales que invitan a relacionarlos con los vikingos de antaño. Ante esta cruda realidad, Campusano elige un estilo de registro frontal y directo, priorizando los valores de sus personajes al enfrentar los hechos, errados o no, pero siempre fieles a un estilo, una estructura de vida tan sólida como digna para solventar sus tragedias cotidianas. Pero hay que aclarar que Vikingo no es un drama sino una suerte de épica moderna. A su vez Vikingo, como Vil Romance (2008), es una película que no se parece en nada a lo estrenado habitualmente. No se parece en nada porque su punto de vista está inmerso en el corazón de sus personajes. No busca mostrar para denunciar, ni exponer para juzgar, la película narra una historia desde el corazón mismo de sus protagonistas. El universo al que accedemos se nos presenta a través de los ojos de ellos. De ahí el rescate de sus valores y códigos. Campusano había dirigido un documental en 2006 que anticipaba como vivían estas pandillas de motociclistas llamado Legión: tribus urbanas motorizadas. Con Vikingo cuenta una historia centrándose en los motivos y pasiones que movilizan a estos increíbles seres.
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