2009-11-16

Corazón partio

Una mujer partida en dos

Ludivine Sagnier interpreta a Gabrielle, una ascendente y carismática presentadora meteorológica de un canal de televisión, seducida simultáneamente por un famoso escritor (François Berléand) y por un infantil e intempestivo millonario mucho más joven que aquel (Benoît Magimel) con el que tiempo atrás mantuvo una disputa.  A través de un entramado de situaciones que hilvanan la vida pública y la privada de los tres personajes, el guión se centra en las fluctuaciones sentimentales y morales que se suscitan en Gabrielle.  Sagnier acierta en una actuación que subraya los matices.  Los pequeños gestos que dan cuenta del verdadero torrente pasional que aflora en su interior ante el enfrentamiento de estos dos hombres. Los diálogos filosos –una verdadera marca chabroliana- aportan a las situaciones toda la sagacidad que preanuncia un final trágico.  Pero la verdadera tragedia habrá comenzado mucho antes y dará paso a un nuevo conflicto interior en el personaje femenino con resonancias mucho más metafísicas, que se explicitan en el plano final de Una mujer partida en dos.  Esa imagen potente, tan desoladora como emotiva, convierte a la película enuna parábola de la fuerza del deseo y –gracias, Freud- en una reflexión sobre el malestar en la cultura.
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