2020-03-02

La revolución es un sueño eterno

Espero tu (re)vuelta

Lucas, Nayara y Marcela son los tres protagonistas que la directora elige para narrar, no necesariamente frente a cámara, los hechos que se originaron en 2013 como un reclamo frente al indiscriminado aumento del transporte. Las protestas se hicieron sentir y el gobierno de San Pablo tuvo que dar marcha atrás con la medida. Luego los disparadores serían los recortes de las meriendas escolares y más tarde el cierre de escuelas. Ante cada atropello (en sentido figurado y literal) por parte de las autoridades, los chicos y chicas pusieron el cuerpo y lograron victorias gigantescas que solo quedaron opacadas con la victoria de Jair Bolsonaro en la última elección presidencial del hermano país. Es interesante ver cómo la directora capta a esos cuerpos en lucha y muestra la revuelta desde adentro. Las internas entre los estudiantes y la constante lucha contra una sociedad que en su mayoría parece haberles dado la espalda y cuyas frases descalificadoras repercuten y nos resultan familiares de este lado de la frontera. “Vayan a trabajar” o “sigan fumando porro” gritan los padres de unos alumnos que no pueden ingresar a la escuela porque está tomada. Escenas como esas o las de atropellos a los estudiantes porque los automovilistas no pueden circular son tan necesarias como dolorosas. La directora no escatima en imágenes de archivos y de los propios protagonistas para adentrarse en una lucha que todavía continúa. Espero tu (re)vuelta es un grito de libertad, una voz plural y general que se alza en todo el continente y va en un solo sentido: la escuela debe ser pública, gratuita, inclusiva y de calidad. Una revolución que comenzó con chicos y chicas de secundario y debe quedar en la memoria de toda la ciudadanía que día a día ve cómo sus derechos son pisoteados y se queda inmutable ante la feroz maquinaria manejada por los gobiernos de turno.
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