2019-11-11

CINEAR PLAY

Crítica de "Zombies en el cañaveral. El documental", mentiras verdaderas

El relato se concibe de manera arqueológica, con Luciano Saracino en modo detective, un apasionado del cine obsesionado con la película y viajando, recorriendo, indagando entre los sobrevivientes de aquella época que dieron vida al film. Entre ellos está el director de la película, ahora anciano Ofelio Linares Montt, con quien entabla una entrañable amistad.

Diego Trerotóla, Roger Alan Koza e Isabel Sarli son algunos de quienes dan testimonio del período histórico de dictaduras militares y censura cinematográfica que hicieron posible la desaparición de la película.

Lo interesante del film de Pablo Schembri es su hipnótica construcción. Imágenes de archivo intervenidas, fotografías que cobran vida con un efectos de edición y los rastros concretos que datan de la existencia del film, recrean una enigmática trama de suspenso. No sólo eso, nos transportan a la época y establecemos por los hechos relaciones directas con el triste presente de Latinoamérica.

Pero Zombies en el cañaveral. El documental (2019) no es un drama ni una tragedia en términos dramáticos. Es una película llena de esperanza y valentía, entusiasmo y energía que dan ganas de hacer cine, ver cine y recuperar el cine perdido. Es también un alegato sobre la memoria y la necesidad de reconstruir el pasado como rasgo identitario, y así comprender el presente.

Ah, también es una película de terror, de ese género considerado menor pero como siempre demostró George A. Romero, tiene la capacidad de ser subversivo y revolucionario.

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