2019-11-07

Pongamos que hablo de Madrid

La virgen de agosto

En épocas de bonanza económica en el mes de agosto la ciudad de Madrid quedaba tan desierta como Buenos Aires en enero, pero las sucesivas crisis hicieron que tanto madrileños como porteños debieran sacrificar sus vacaciones veraniegas o reducirlas a un fin de semana. La gente vacaciona en su ciudad y eso es lo que hace Eva (Itsaso Arana), la protagonista de La virgen de agosto, una actriz que a punto de cumplir los 33 años se encuentra a la deriva. Una casa prestada le servirá para improvisar unas vacaciones en su ciudad natal y tomarse esos quince días en los que transcurre la película para descubrir espacios y personas pero también para reencontrarse con amigos, ex novios, y lugares que había abandonado. Jonás Trueba, cuyas películas están conectadas por la musicalidad (y no solo de la banda sonora sino también por la forma que tiene de narrar), conduce al espectador a través de los ojos de su protagonista por una ciudad alejada de la postal turística y buscando siempre la cotidianeidad y el reflejo de un amniótico estado emocional. Conciertos nocturnos en la Plaza de la Paja, la procesión del Santo, algunas conversaciones cinéfilas, baños en el río, una sección de reiki y tardes de sol construyen una película introspectiva, sensorial, tan hipnótica como reconfortante. La protagonista no solo recorre la ciudad sino también sus sentimientos más complejos y las dudas más existenciales, pero siempre con un tono ligero, sin apelar a la filosofía barata. Todo pasa de una manera tan sutil que parece intrascendente,Narrada en formato de capítulos diarios, La virgen de agosto comienza el primer día del mes y concluye el 15, día de Asunción de la Virgen, con una escena donde lo femenino es retratado casi con la misma devoción que los fieles se rinden ante la madre del hijo de su Dios.
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