Crítca de "Los días de la ballena", de Catalina Arroyave Restrepo

Cristina (Laura Tobón) pasa sus días realizando murales con Simón. Entre las clases de la universidad a las que asiste con poca frecuencia y la relación que mantiene con sus padres divorciados, los días pasan sin demasiados sobresaltos hasta que comienzan a pintar una pared que no debían. Una banda a la que perteneció Simón comienza una cruzada que atemoriza a los jóvenes artistas.

La realizadora demuestra un buen manejo de la narración, sin caer en explicaciones innecesarias. No hace falta poner en palabras lo que vemos y en Los días de la ballena ocurre eso: la palabra justa o un gesto en el momento indicado son suficientes para que la acción avance sin alteraciones hacia el desenlace final.

Cristina y Simón van a crecer de golpe pero la directora prefiere no perder el tiempo con escenas explícitas de violencia. No es necesario mostrarla porque queda de manifiesto que algo malo va a pasar a través de planos cerrados de los protagonistas, como si estuvieran a punto de asfixiarse en cualquier momento por la situación que atraviesan.

Los días de la ballena abarca tópicos universales pero Restrepo los desarrolla con inteligencia. La directora sostiene la tensión a través de toda la película y el elenco se encuentra a la altura de las circunstancias.