2019-01-20
Un poco de amor francés
Salvaje
Sin un verdadero domicilio fijo, más que habituado a distintas
drogas, con una salud endeble y sin ningún deseo de salir del mundo de
la prostitución masculina, en el que sobrevive, Leo desafía a la lógica y
el sentido común, la moralidad y la adaptación social. Este joven, que
no quiere ser identificado por un nombre, será la persona que quieran
sus clientes. Le importa más la libertad que la posibilidad de ser
localizado por un teléfono celular.Como una verdadera
exploración, casi documental, del día a día de la prostitución masculina
en el famoso bosque parisino de Bolonia, Salvaje disemina,
mediante cinco encuentros, los mecanismos, usos y costumbres de los taxi
boys. Sin embargo, el retrato del joven (interpretado por el
excepcional Félix Maritaud que realiza una verdadera performance en la
gran pantalla. Sin pudores, desinhibido, libre y sin ataduras morales,
tanto física como psicológicamente) suaviza un poco la crudeza del
retrato porque, al contrario de sus compañeros que le reprochan una
falta de profesionalidad, busca en ese desierto un oasis de ternura y
amor, especialmente en Ahd (Eric Bernard) su protector, pero que se
dice heterosexual.Salvaje consigue inyectar en ese
realismo tan directo destellos sensoriales que suavizan un poco su
propósito más bien abrupto. Más que de una verdadera intriga, se puede
hablar de hilo conductor para aquello que es paradójicamente una especie
de relato impresionista y delicado en un entorno potencialmente feroz y
brutal. Una mezcla muy audaz que no dejará a nadie indiferente.
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