2018-04-20

Nada es para siempre

Los días sin Tereza

La frase “Nada es para siempre” es lo único solemne del film realizado por Thiago Taves Sobreiro, participante en la competencia latinoamericana del (20) BAFICI. Esta oración está escrita por la novia de Tereza, en representación de ella momentos antes del acto que tendrá su complicidad. Después hay un secuestro, en el que el padre (junto a un amigo), llevan a la joven a la casa donde creció Tereza. Ahí tendrá lugar el film. Hay dos senderos propuestos por el director carioca. El primero está vinculado a los recuerdos, costumbres y elementos que tratan de responder quien fue Tereza, mientras también se irá tejiendo la implícita idea de venganza. El peligro está latente en cada escena. Lo penetrante del relato es que nos lleva a conocer a Tereza por medio de sus seres queridos. El juego con la cámara hace sentir casi de forma palpable su ausencia. Todos suman un poco de sí para otorgarle vida a la joven que sólo podemos oír en un fuera de campo, y observar de pequeña en un video casero. Si esta fuese una película de buenos y malos, la tristeza y el rencor son el enemigo que obstruye el esmero por construir la identidad de una chica sin certezas.Sobreiro se sirve de todo a su alrededor para generar aporte a su diegesis cinematográfica. Los colores y sonidos aportan espesura al ambiente. La música sórdida y el incesante ruido de los grillos por la noche son tan importantes como los personajes. Cada objeto del ambiente es reconvertido en elemento de interpretación. La casa en la que paran, ubicada en la veraniega humedad de Belo Horizonte, parece contener el alma de Tereza. Sobre el final, rumea un sentido metafórico que posiciona a Los días sin Tereza como candidata en la categoría latinoamericana. El fuego y el agua serán los jueces. Las llamas decidirán el destino de la memoria de Tereza y el agua medirá el peso de la ausencia.
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