2018-04-14
Pesadilla viviente
Los buenos modales
Pero ¿quién es la enigmática Ana, mitad mujer fatal y mitad
adolescente rebelde? ¿Qué está pasando en esta inmensa casa, en la que
parece que Ana está prisionera? Una relación cada vez más intensa se
desarrolla entre ambas mujeres, con misteriosos episodios de
sonambulismo en los que Ana camina por las calles de São Paulo en busca
de una presa que sacrificar en nombre de un dios sediento de sangre. Una
noche fatídica transformará en tragedia el incipiente amor entre las
dos mujeres, con consecuencias inesperadas y aterradoras. Así se resume
la historia que nuestros jóvenes y audaces directores relatan mientras
que nos agarramos a nuestros asientos, retorciendo la cara en muecas de
horror.Los buenos modales es el típico film que nunca deja de
evolucionar, desde el cine de terror (la historia principal) hasta el
melodrama (vivido por Clara y Ana) y el musical (la cinta se nutre de
momentos musicales llenos de ritmo y muy logrados), con referencias
repartidas aquí y allá (La semilla del diablo y King Kong, por nombrar unas pocas); hacia el final, la película se transforma en una especie de carnaval de los sentidos. Tras
la presentación de ambas protagonistas (interpretadas por la
carismática Marjorie Estiano e Isabél Zuaa), Los buenos modales se
centra en la dualidad, que va apoderándose lentamente de toda la obra.
Una mujer es misteriosa, introvertida y minimalista, la otra,
exuberante, excesiva e instintiva: Clara y Ana (arquetipos en cierto
modo lyncheanos) encarnan los conflictos que habitan en cada uno de
nosotros, entre la humanidad y el instinto animal, entre el bien y el
mal. Más allá del cine de género (que podemos disfrutar a voluntad), es
precisamente en esa dualidad donde podemos encontrar la clave
interpretativa de una película que es mucho más crítica de lo que
parece. Los buenos modales, la domesticación de nuestros instintos
naturales, el deseo de reprimir nuestras idiosincrasias (cultura,
carácter, etc.) por miedo de que invadan el cauce tranquilo de nuestras
vidas..En el film, los personajes van contra la misma
sociedad que les hizo quienes son, un poco como un perro (o lobo, en
este caso) que de repente mordiera a su amo. Desde la primera luna llena
hasta el clímax final, el "otro" nunca deja de luchar por coexistir en
una sociedad que es incapaz de aceptarlo. ¿Pero qué significa ser
finalmente aceptado? ¿Y si el precio a pagar por la "integración" es
demasiado alto? ¿Y si los roles finalmente subvierten los decentes y
anticuados "buenos modales"? Una película poderosa e intrigante que se
asemeja a una pesadilla viviente.
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