2017-11-09

Crítica de "Los últimos": Nicolás Puenzo y el futuro que viene

La historia de Los últimos parte de un hecho real: la declaración de Emergencia Nacional por el agua en Bolivia en 2016. Los autores, Nicolás y Lucía Puenzo, narran una historia de ciencia ficción ambientada en un mundo devastado de recursos naturales, donde el poder está en manos de corporaciones que manipulan a los seres humanos para sus propios intereses, y el futuro es tan sombrío como el presente.

En medio de este caos, Yaku (interpretada por la actriz y modelo peruana Juana Burga) y Pedro (Peter Lanzani), una joven pareja, junto con Ruiz (Germán Palacios), un fotoperiodista de guerra, emprenden una huida hacia el Pacífico. Puenzo se inspira en una atmósfera distópica y angustiante similar a la de Niños del hombre (Children of Men, 2006) de Alfonso Cuarón, utilizando los desolados paisajes del Altiplano para crear una tensión ambiental a punto de estallar.

El escenario elegido por Puenzo es un espacio abierto pero desolado y decadente, reflejando el abandono y el caos. A pesar de la violencia que impregna toda la trama, tanto directa como latente, las imágenes capturadas por el propio director muestran un paisaje urbano lánguido y amenazante, expresando el estado de ánimo atormentado y desesperanzador de sus habitantes.

Los últimos es alegórica y espeluznantemente encantadora, presentando un riesgo poco común en el cine argentino contemporáneo. Su diseño de producción de un mundo post-apocalíptico y la ausencia de explicaciones innecesarias son sus mayores logros, más allá del mensaje irremediable al que nos conducen sus protagonistas hacia el final.

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