2016-11-19

Miserable

Todo lo demás

La película sigue a Flor, una anciana de 63 años que realiza un burocrático trabajo en una oficina del estado. Su frialdad para rechazar ciudadanos que quieren acceder a su carnet de identidad es contrapuesta a su solitaria y tediosa vida. En este tipo de cine pensado para un público festivalero, la simbología funciona como descripción del personaje: las medias que se pone como uniforme laboral, la piscina adonde teme arrojarse (la metáfora de tirarse a la pileta es evidente), el gato como único objeto donde depositar afecto, etc. Pero también la película que ve en televisión, el clásico melodrama mexicano Salón México, o los boleros que escucha, hablan de su tragedia y anhelos inconclusos. El film de Natalia Almada (El velador) se torna reiterativo en aquello que quiere trasmitir: la rutinaria e infeliz vida de una mujer burocratizada por el sistema del cual forma parte. Del mismo modo aparecen el resto de los personajes, tanto las ciudadanos que atiende en su oficina como los vendedores ambulantes del transporte público, pasando por el personal de limpieza de su trabajo o los guardias del subte. Observadores serviciales del resto de la sociedad, con vidas tan grises y miserables como la de ella.Los planos cenitales y la simetría de los espacios esbozan la estructura social que angustia al personaje. El tiempo muerto se convierte en letargo, dando la sensación que vive la protagonista pero también, que el relato sería el mismo si durase varios minutos menos. En definitiva, un film interesante y tan reiterativo como las múltiples historias que ya fueron contadas al respecto.
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